SREBRENICA, Bosnia-Herzegovina (AP) — Decenas de miles de personas de Bosnia y otros países se reunieron en Srebrenica el martes para la conmemoración anual de la masacre de 1995 y dar digna sepultura a las víctimas desenterradas de fosas comunes e identificadas recientemente mediante el análisis de ADN.
A 28 años de su asesinato en el único genocidio reconocido por Europa desde el Holocausto, 27 hombres y tres adolescentes fueron enterrados en el enorme y creciente cementerio conmemorativo en las afueras de Srebrenica, en el este de Bosnia, donde ya se encuentran las tumbas de más de 6.000 víctimas.
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Los familiares de las víctimas solo pueden enterrar algunos restos parciales de sus seres queridos, repartidos en distintas fosas comunes, a veces separadas por varios kilómetros.
Mirsada Merdzic enterró algunos restos de su padre el martes.
“Se recuperaron apenas algunos huesos porque lo hallaron (en una fosa común) cerca del río Drina”, dijo, acurrucada junto a un féretro cubierto por una tela verde. “Tal vez el río se lo llevó”.
Selma Ramic enterró un puñado de huesos de su padre hace varios años, pero regresa en los aniversarios para conmemorar a otros que sufrieron su suerte.
“Lo único que me queda de mi padre es una sola foto, pero siento amor por él en mi corazón”, dijo Ramic, y añadió: “Vive en nosotros. Vivirá mientras nosotros sigamos con vida”.
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Las matanzas de Srebrenica se produjeron en el crescendo de la guerra de Bosnia de 1992-95. La ruptura de Yugoslavia desató pasiones nacionalistas y ambiciones territoriales que enfrentaron a los serbio-bosnios con las otras dos etnias principales del país, los croatas y los bosniacos.
El 11 de julio de 1995, los serbio-bosnios ocuparon un zona se Srebrenica que estaba bajo la protección de la ONU. Separaron al menos a 8.000 varones bosniacos de todas las edades y los masacraron. A los que trataron de escapar, los persiguieron por los bosques y montañas que rodean la malhadada ciudad.
Los perpetradores de la masacre arrojaron los cuerpos a fosas comunes y posteriormente los desenterraron para dispersarlos a fin de ocultar las pruebas de los crímenes.
El líder político serbio-bosnio, Radovan Karadzic, y su comandante militar, Ratko Mladic, fueron condenados por genocidio por un tribunal especial de la ONU en La Haya. El mismo tribunal y otros en los Balcanes han condenado a medio centenar de serbio-bosnios a más de 700 años de prisión por las matanzas.