TAIPÉI, Taiwán (AP) — China canceló de forma abrupta la visita a Beijing del jefe de la diplomacia de la Unión Europea, dijo Bruselas el miércoles, en un momento de continuos desacuerdos entre las dos potencias sobre comercio, derechos humanos y la guerra en Ucrania.
Josep Borrell, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, tenía previsto llegar a China el 10 de julio para reunirse con el ministro chino de Exteriores, Qin Gang, y otros funcionarios, según anunció el embajador del bloque en Beijing el domingo. Estaba previsto que los diplomáticos abordasen cuestiones como el comercio, los derechos humanos y la postura de China en la guerra en Ucrania, añadió Jorge Toledo.
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Pero Beijing canceló la visita de Borrell, explicó la UE sin ofrecer más detalles.
“Desafortunadamente, los homólogos chinos nos han informado de que las fechas disponibles para la próxima semana ya no son posibles y debemos buscar alternativas", apuntó Nabila Massrali, vocera de la UE en un comunicado enviado por correo electrónico el miércoles.
“Corresponde a China comunicar los motivos", agregó. “Nos adaptaremos y encontraremos una nueva fecha juntos".
El Ministerio de Exteriores de China fue poco concreto al respecto.
“China da mucha importancia a las relaciones chino-europeas y ha mantenido intercambios con Europa a todos los niveles y en varios aspectos", afirmó su portavoz, Wang Wenbing, en una conferencia de prensa rutinaria el miércoles en Beijing. “Animamos a Borrell a visitar China lo antes posible, según convenga a las dos partes, y estamos dispuestos a llevar a cabo intercambios con el lado europeo".
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Borrell tenía previsto viajar a Beijing en abril, pero su positivo por COVID-19 obligó a demorar la reunión, indicó la UE.
Aunque los motivos de la última cancelación no están claros por el momento, ésta se produce tras la cumbre comunitaria de la semana pasada en la que el bloque se mostró a favor de intentar adquirir materiales críticos de otros proveedores más allá de China, al tiempo que se insistió en que no hay intención de “desvincularse” por completo de la segunda mayor economía del mundo.
