La reciente investigación de una “agresión grave” contra una bebé de siete meses en Villa Carolina ha revivido, al interior del campo del derecho, el debate sobre el uso del concepto del Síndrome del Bebé Sacudido (SBS) para determinar abuso infantil y activar los protocolos correspondientes establecidos por la Ley 246 de 2011, también conocida como la Ley para la Seguridad, Bienestar y Protección de Menores.
En lo que se estima es el más reciente caso de este tipo, el pasado domingo, 5 de febrero, una trabajadora social del Departamento de la Familia (DF) sometió una querella contra una madre por supuesto maltrato contra su bebé, luego de que esta la llevara a la sala de emergencia del Hospital de la Universidad de Puerto Rico en Carolina por un alegado “percance de salud”, según la querellante citando a la madre de la menor.
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La bebé fue trasladada al Hospital Pediátrico del Centro Médico de Río Piedras, donde quedó recluida luego de que los doctores le diagnosticaran con síntomas de SBS. El domingo, el DF informaba a la prensa que asumía la custodia de emergencia de la menor.
Meses antes, en noviembre de 2022, otro caso similar fue registrado, también en el Precinto Sur de Carolina, cuando un infante de tres meses de nacido fue “diagnosticado” con el SBS en el mismo hospital luego de que se le encontraran tres síntomas asociados con el síndrome.
La querellante, también una trabajadora social del DF, reportó que la madre,residente en el complejo de vivienda pública Los Mirtos, en ese municipio, llevó al bebé a sala de emergencias por “un percance de salud”.
Según datos del DF obtenidos por Metro, entre 2020 y 2023, se han reportado siete casos de SBS en Puerto Rico, dos en 2020, dos en 2021, dos en 2022 y uno en lo que va de año. Sin embargo, no indicaron el estado de los casos. Del mismo modo, la oficina de prensa del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) confirmó a Metro que las muertes de menores determinadas como causadas por el SBS llegan al ICF porque se presume como un homicidio.
Triada de síntomas
Pareciera que el SBS está establecido en el subconsciente jurídico de casi todos los países democráticos basados en la ciencia, sin embargo, en las últimas dos décadas ha trascendido que se trata de una ciencia no muy certera que, incluso, algunos llaman ciencia chatarra o junk science.
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Mariana Iriarte Mastronardo, experimentada abogada en el tema, aclaró que el SBS se trata de una determinación y no de un diagnóstico, que señala una triada específica de síntomas como sus principales indicadores.
“El uso de esa determinación ya está completamente desacreditado, pero, aun así, muchos médicos continúan haciendo la determinación a base de los tres síntomas, que son un trauma craneal donde haya sangrado entre el cerebro y el cráneo, sangrado detrás de los ojos y una inflamación del cerebro”, explicó la letrada.
Además, indicó que el concepto de SBS tomó auge a principios de la década de 1970, cuando el radiólogo estadounidense John Caffey acuñó el término de SBS por trauma cervical. Sin embargo, fue el neurocirujano y pediatra británico Norman Guthkelch quien adjudicó por primera vez las sacudidas como la causa definitiva de la hemorragia subdural en los bebés.
No obstante, estudios recientes han demostrado que esta triada de síntomas no está asociada única y exclusivamente al trauma causado por sacudir fuertemente a un bebé. Además, la presencia de los síntomas sin la aparición de otros signos característicos del abuso infantil, como hematomas corporales, rasguños, quemaduras y trauma visible en el cuello del infante, levanta dudas sobre la exactitud de esta determinación.
“Sería muy raro que un bebé muestre la triada de síntomas sin mostrar a la vez traumas en el cuello”, señaló Iriarte Mastronardo.
La abogada lamentó que, a pesar de los avances científicos, se utilice esta “ciencia chatarra” para remover menores del cuidado de sus padres y encausar cuidadores utilizando un concepto desacreditado por la comunidad patológica forense.
“Lo seguimos utilizando porque las narrativas se construyen y se van profundizando y repitiendo, como si repetir una cosa muchas veces la hiciera cierta”, dijo.
“Los casos donde hay menores envueltos son casos emocionalmente cargados donde se apela un poco a lo que yo llamo el ‘populismo punitivo’ de que necesitamos sentencias fuertes, ejemplares, y necesitamos encontrar culpables a estos aparentes crímenes para sentir que se hizo justicia”, añadió.
Condenas injustas
Iriarte Mastronardo llamó la atención sobre una alarmante cantidad de sentencias a madres y padres señalados como responsables de las muertes de sus bebés, sentencias basadas en esta ciencia imprecisa, que luego son anuladas. Esto a nivel de todos los Estados Unidos.
“Lo peor de todo es que ya contemporáneamente se sabe que estos síntomas los pueden provocar muchísimas otras condiciones. Por ejemplo, el año pasado se revocó un caso en Texas donde esta criatura murió y fue diagnosticada con el SBS, y luego se comprobó que realmente ese bebé tenía una neumonía, se le había recetado una medicina que no era apropiada para su edad y eso provocó que el bebé se cayera de la cama, que fue lo que dijo la persona que lo cuidaba”, relató la abogada.
“Esa condena se revocó y ya llevan alrededor de 46 condenas revocadas a nivel de todo Estados Unidos en los últimos años”, añadió.
Llama también la atención el caso de Audrey Edmunds, una madre de 34 años, embarazada de su tercer hijo, en el estado de Wisconsin, quien fuera arrestada, acusada y condenada por homicidio imprudente en primer grado en 1995 luego de la muerte de su bebé, quien presentaba la triada de síntomas asociada al SBS.
La sentencia de Edmunds fue anulada en 2016 por un tribunal de apelaciones después de 11 años tras las rejas por un crimen que nunca sucedió.
Cuestionan decisión de Familia
Sobre los dos recientes casos de remoción de menores del núcleo familiar en Carolina luego de que las autoridades determinaran abuso utilizando el concepto de SBS, Pedro Berríos Lara, exfiscal y abogado con experiencia en el tema, cuestionó la decisión del DF toda vez que un encausamiento bajo el concepto de SBS está desacreditado en la comunidad patológica forense a nivel mundial.
“Tengo la sospecha de que en Carolina tal vez haya alguna corriente que esté empezando a buscar esos signos y están teniendo consecuencias que pudieran apuntar a un retroceso en el avance que ha habido en cuanto a utilizar este tipo de evidencia”, explicó Berríos Lara, quien, del lado de la defensa, prevaleció en un caso en Moca en 2006 donde se intentó acusar a los padres de un menor utilizando el concepto de SBS.
“Se supone que, si están al día en lo que es ciencia basada en evidencia para acusar personas, no deben descansar solamente en el SBS porque eso está obsoleto”, agregó.
Berríos Lara fue más allá al criticar la decisión del estado en el caso más reciente y la catalogó como irresponsable.
“Lo que desde mi punto de vista se debió haber hecho es que Familia y la Policía verificaran si el niño no corría peligro al cuidado de su madre, y, si el niño no está en suficiente peligro para que el estado se meta a removerlo, debe quedarse con mamá”, indicó el exfiscal.
“Si quieren tomar una medida cautelar adicional que se justifique en lo que se investiga, pues entonces pueden remover al papá temporeramente, porque fue bajo el cuidado del padre que se notificó la situación”, añadió.
Criminaliza sectores vulnerables
Lo que queda claro para ambos abogados es que el uso del SBS en la remoción de menores impacta directamente y con obstinada frecuencia a los sectores más vulnerables de la sociedad.
“Lo que salió a relucir en el caso más reciente es que era una pareja de veintipocos años, de escasos recursos económicos, y las acciones del estado, para mí, podrían constituir una acción excesiva que pone en peligro la integridad del niño”, señaló Berríos Lara.
“Ahora mismo, Asistencia Legal no provee servicios para casos de familia, así que estas familias están prácticamente desamparadas”, lamentó.
Asimismo, Iriarte Mastronardo opinó que sin duda alguna este concepto, utilizado a nivel judicial, criminaliza con muchísima más frecuencia a personas económicamente vulnerables en comparación con personas con mayor estabilidad económica.
“Desde un punto de vista criminalista, no es que la gente de escasos recursos cometa más delitos, es que ese sector de la población está vigilado todo el tiempo. ¿Cuántos casos vemos en la prensa en que el DF intervenga con familias de clase media alta de escuelas privadas? Es bien raro”, cuestionó la también líder feminista.