Muchos secretos se guardan en las familias reales, más allá de los cuentos de hadas que parecen envolver sus vidas, hay historias que guardan anécdotas especiales que nutren ese mundo tan enigmático, misterioso y tan lleno de leyendas.
Hay una joya en especial que se vuelve una pieza única que ha marcado a tres importantes mujeres, que originalmente perteneció a la Gran Duquesa María Pavlovna, y es la tiara Vladimir que ahora pertenece a la familia Real Británica.
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La gran duquesa María Pavlovna, se le consideró la reina de la sociedad de San Petersburgo, que tenía una gran adicción a las joyas. Tras vivir momento difíciles en 1917, tuvo que salir de Rusia, pero sin antes guardar su famosa tiara junto con otras joyas en una caja fuerte en algún lugar de su habitación en Vladimir Palace.
Mucho tiempo después fue comprada por la reina María, quien la modificó la tiara para que pudiera combinar las perlas con las esmeraldas cabujón de Cambridge. Cuando murió en 1953, pasó a manos de Isabel II, quien siempre señaló que las perlas y esmeraldas representaban lágrimas y sacrificios de grandes mujeres, por eso la consideraba su favorita.
La utilizó poco, como en los desfiles Durbar de Cambridge y Delhi.
La tiara favorita de la reina Isabel II
La reina Isabel II tiene una impresionante colección de tiaras, pero su preferida siempre fue la tiara Vladimir, que solo lucía en momentos muy especiales.
En 1988, la reina Isabel II la volvió a reparar, y esta vez modernizó ligeramente el marco.