Solo en lo que va de 2022, se han producido tiroteos masivos en todo tipo de lugares: un supermercado, una escuela primaria y el desfile del 4 de julio. Esto solamente en Estados Unidos. Según el Archivo de Violencia Armada, en lo que va del año se han producido más de 300 tiroteos masivos. La organización sin fines de lucro define un tiroteo masivo como un incidente de cuatro o más muertos a tiros, sin incluir al tirador.
“La violencia es algo que está afectando a todas las comunidades... Vemos eso en entornos rurales, vemos eso en entornos urbanos, lo vemos en todo el espectro socioeconómico”, dijo Marizen Ramírez, profesora de la División de Salud y Ciencias Ambientales de la la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Minnesota y epidemióloga de prevención de lesiones y violencia.
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Los tiroteos afectan la salud mental
Una encuesta de 2019, realizada por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), encontró que la mayoría de los adultos en los Estados Unidos están estresados por los tiroteos masivos y un tercio de los adultos dice que les impide ir a ciertos lugares y eventos.
Vaile Wright, directora sénior de innovación en el cuidado de la salud de la APA, dijo que el simple hecho de ser testigo de este nivel de trauma puede tener un impacto significativo en nuestros niveles de estrés. Cuando no se controla, puede afectar el bienestar físico y emocional y provocar todo, desde aumento de la presión arterial y tensión muscular hasta ansiedad y depresión.
“Es una experiencia comunitaria y lo estamos viendo”, dijo Ramírez. “Estamos tan conectados a través de las redes sociales. Esa es otra parte de esto, ya que estamos viendo la violencia que ocurre en la televisión, en las redes sociales, sabemos que presenciar la violencia puede tener algunos impactos significativos. Puede desencadenar algunos problemas de salud mental; puede generar miedo a la seguridad”.
Según un estudio de 2019, el 41 % de los jóvenes informaron haber visto o escuchado violencia armada alguna vez. Entre los expuestos, la mitad de ellos tomó medidas de protección para mantenerse a salvo, y el 58% informó estar muy o extremadamente asustado, triste o molesto como resultado de la violencia armada indirecta.
“Ver, presenciar, escuchar disparos y violencia con armas de fuego está bajo un término general más amplio llamado experiencias infantiles adversas y estos son eventos traumáticos que ocurren en la niñez. Incluyen cualquier cosa, desde abuso, negligencia, disfunción doméstica, pero más recientemente también incluye comunidad experiencias de nivel y eso incluye presenciar violencia”, explicó Ramírez.
