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Redes sociales en la mira de los republicanos

Los aspirantes a la nominación republicana a una banca de Nevada en el Senado Sam Brown (der) y Adam Laxalt (a su lado) durante un debate llevado a cabo en Reno el 9 de mayo del 2022. Los dos despotrican contra el trato que reciben los conservadores en l AP (Scott Sonner/AP)

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RENO, Nevada, EE.UU. (AP) — Poco antes de lanzar su campaña para la nominación republicana a una banca en el Senado, Sam Brown tuvo una pelea con Twitter.

Brown, a quien se le concedió el premio Corazón Púrpura de los militares tras sufrir graves quemaduras en Afganistán, publicó una foto en la que se lo veía con su uniforme, haciendo la venia, junto a la frase “la libertad no es libre”. Al lanzar su candidatura tres días después, dijo que a su post se le agregó una advertencia de “contenido potencialmente delicado”, por la cual los usuarios de Twitter debían hacer un clic para confirmar que deseaban verlo.

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Twitter atribuyó la medida a la configuración de la cuenta de Brown, que puede ser cambiada, según la empresa. Sea cual fuere la razón de la advertencia, le dio a Brown la oportunidad de explotar el resentimiento hacia las grandes compañías tecnológicas que gana fuerza en las filas republicanas.

“Tal vez mi rostro o mis cicatrices fueron demasiado, o el hecho de que alguien en uniforme saludaba a nuestra bandera. Lo más probable es que esto sucedió porque horas antes me había postulado al Senado”, declaró Brown a Fox News. “Como republicanos, estamos acostumbrados a ver censuras en las plataformas” de las grandes empresas tecnológicas.

A medida que avanzan las primarias con miras a las elecciones de mitad de término de fin de año (la semana que viene se harán las de Nevada), esa sensación de persecución alienta los esfuerzos republicanos por retomar el control del Senado.

El rival republicano de Brown, Adam Laxalt, a menudo denuncia “la censura a la libertad de expresión” como “una de las principales amenazas a nuestra democracia libre”. En Ohio, el nominado republicano al Senado JD Vance dice que las grandes empresas tecnológicas van a “destruir nuestra nación”.

En su polémico plan de 11 puntos para “rescatar” el país, el senador Rick Scott, de la Florida, que lidera los esfuerzos republicanos por ganar el control del Senado, amenaza con llevar a los tribunales a las principales redes sociales por “censurar la libertad de expresión y cancelar personas”.

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La ofensiva republicana se produce en momentos en que el magnate Elon Musk coquetea con la idea de comprar Twitter, expresando una filosofía afín a la de muchos republicanos que dicen que los esfuerzos de las redes sociales por combatir la desinformación y la propaganda impiden a los conservadores expresar sus puntos de vista. Musk dijo, por ejemplo, que permitiría que Donald Trump regresase a esa plataforma, de la que fue suspendido por alentar la violenta insurrección que culminó con la toma del Congreso el 6 de enero del 2021.

En una época de gran inflación, precios de la gasolina altísimos y violencia con armas, no está claro hasta qué punto el electorado prestará atención al papel de las redes sociales. Pero sin duda el malestar con las redes moviliza a muchos republicanos, furiosos porque las plataformas frenaron la propagación de desinformación sobre las elecciones y las vacunas contra el COVID-19, y porque Twitter restringió la circulación de artículos sobre el laptop de Hunter Biden antes de las elecciones del 2020, pensando que podía ser información falsa proveniente de Rusia. Desde entonces, no ha surgido evidencia alguna de una conexión rusa con el laptop.

“Big Tech hace lo que quiere. Y quiere seguir la línea de los liberales y su empeño por apoderarse del país y hacer realidad 1984”, declaró William Holden, un ex profesor de 73 años de Gardenerville (Nevada) en un acto republicano en una zona rural de Nevada. Aludía a la novela distópica de George Orwell sobre una sociedad en la que el “Gran Hermano te vigila” y la “Policía del Pensamiento” está pendiente de las ideas de la gente.

A pesar de todo esto, un reciente informe de la Universidad de Nueva York y otros estudios concluyeron que no hay evidencia de que prejuicios políticos dicten las decisiones sobre el contenido que toman las plataformas.

Los investigadores de la Universidad de Nueva York destacaron que muchas figuras conservadoras son muy populares en Facebook, Twitter y YouTube.

Expertos en tecnología de Washington y del Silicon Valley no tienen muy en claro cómo los republicanos planean combatir la desinformación o el manejo del contenido de las redes si logran el control del Senado.

“Hay un sector que coincide con Elon Musk: Contestatarios cansados de seguir las órdenes de Silicon Valley. Pero la retórica en contra de las firmas tecnológicas no va a transformar por arte de magia lo que sucede en D.C.”, dijo Niki Christof, un republicano con amplia experiencia en el sector tecnológico y en las campañas políticas.

Laxalt, aparente favorito en la primaria republicana de Nevada para el Senado, describe a las empresas tecnológicas como agentes de una izquierda radical, junto con los medios de prensa, los medios académicos y Hollywood.

En abril, dijo en un acto en Las Vegas que la posible compra de Twitter por parte de Musk sería “una gran victoria” sobre “los monopolios tecnológicos radicales que restringen la libertad de expresión de los conservadores”.

“Ver a todos estos empleados de Twitter acongojados porque Elon Musk promete permitir un debate abierto, robusto es algo digno de admirar”, expresó.

Los republicanos de Arizona y Ohio también tienen a las empresas tecnológicas en la mira.

En Arizona, Blake Masters, que busca una banca en el Senado y tiene el apoyo de Trump, dijo que una compra de Twitter por parte de Musk representaría una victoria para la libertad de expresión y para la “integridad de las elecciones”, una expresión con la que los republicanos insisten en plantear dudas acerca de la limpieza de las elecciones del 2020.

En Ohio, Vance usó el debate en torno a la participación de niños transgénero en el deporte para criticar a Google, acusándola de poner en duda los papeles de género tradicionales.

Dijo que las empresas tecnológicas “van a destruir nuestra nación y lo que es ser un ser humano en este país”.

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Ken Ritter (Las Vegas) y Marcy Gordon (Washington) colaboraron en este despacho.

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