WASHINGTON (AP) — Un juez federal dio el miércoles su bendición final a la plena libertad de John Hinckley, el hombre que le disparó al presidente Ronald Reagan en 1981, culminando un viaje de cuatro décadas a través los sistemas judicial y de salud mental.
El juez federal de distrito Paul L. Friedman dijo en septiembre que liberaría a Hinckley de todas las restricciones que le quedaban el 15 de junio, siempre y cuando Hinckley siguiera viviendo bien en la comunidad en Virginia, como ha hecho durante años. En una audiencia celebrada el miércoles en Washington, a la que no asistió Hinckley, Friedman señaló que a Hinckley le iba bien y no hizo ningún cambio en sus planes para liberarlo totalmente de la supervisión del tribunal.
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“Ha sido examinado. Ha pasado todas las pruebas. Ya no es un peligro para sí mismo ni para los demás”, dijo Friedman en una audiencia que duró cerca de una hora. Friedman dedicó gran parte de la audiencia a hablar del “largo camino” del caso, que se le asignó al azar hace dos décadas, siendo el tercer juez que intervenía en el caso.
Señaló que Hinckley, que cumplió 67 años el domingo, estaba profundamente perturbado cuando disparó contra Reagan, pero que había podido recibir ayuda de salud mental. Hinckley no ha mostrado signos de enfermedad mental activa desde mediados de la década de 1980, dijo el miércoles el juez, y no ha mostrado ningún comportamiento violento ni interés por las armas.
Hinckley estuvo recluido en un hospital psiquiátrico de Washington durante más de dos décadas después de que un jurado le declaró inocente por razón de locura de haber disparado a Reagan. A partir de 2003, Friedman empezó a permitir que Hinckley pasara periodos cada vez más largos en la comunidad, con requisitos como la asistencia a terapia y restricciones sobre los lugares a los que puede viajar. Desde 2016 vive a tiempo completo en Virginia, aunque todavía con restricciones.
Algunas de ellas son: permitir a las autoridades el acceso a sus dispositivos electrónicos, correo electrónico y cuentas en internet; tener prohibido viajar a lugares donde sabe que habrá alguien protegido por el Servicio Secreto, y avisar con tres días de antelación si quiere viajar a más de 120 kilómetros (75 millas) de distancia de su casa en Virginia.