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Oligarcas rusos buscan puertos seguros para sus superyates

El yate Stella Maris se ve amarrado en Niza, Francia, el martes 1 de marzo de 2022. Se cree que el barco es propiedad de Rashid Sardarov, un magnate ruso del gas y el petróleo que aún no está entre los oligarcas rusos sancionados por Estados Unidos y s El yate Stella Maris se ve amarrado en Niza, Francia, el martes 1 de marzo de 2022. Se cree que el barco es propiedad de Rashid Sardarov, un magnate ruso del gas y el petróleo que aún no está entre los oligarcas rusos sancionados por Estados Unidos y sus aliados como represalia por la invasión […] (Colleen Barry/AP)

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WASHINGTON (AP) — El superyate Dilbar es tan largo como un campo de fútbol y medio. Tiene dos helipuertos, camas para más de 130 personas y una piscina de 25 metros en la que cabría otro superyate.

El Dilbar se fletó en 2016, según reportes con un valor de más de 648 millones de dólares. Cinco años más tarde, su supuesto propietario, el oligarca ruso cercano al Kremlin Alisher Usmanov, ya estaba descontento. El pasado otoño envió el barco a un astillero alemán para reacondicionarlo a un coste de cientos de millones de dólares, según reportes.

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El Dilbar estaba en dique seco el jueves cuando Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron sanciones económicas contra Usmanov, un magnate de los metales y uno de los primeros inversionistas de Facebook, por sus lazos con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y en represalia por la invasión rusa en Ucrania.

“Trabajamos con nuestros aliados europeos para encontrar y confiscar sus yates, sus apartamentos de lujo, sus aviones privados”, dijo el martes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un mensaje a los oligarcas rusos durante su discurso sobre el Estado de la Unión. “Vamos a por sus ganancias ilícitas”.

Confiscar los enormes barcos podría ser un desafío. Los multimillonarios rusos han tenido décadas para esconder su dinero y sus activos en Occidente de gobiernos que puedan intentar gravarlos o confiscarlos.

Varios medios reportaron la semana pasada que las autoridades alemanas habían incautado el Dilbar. Pero una vocera del Ministerio estatal de Economía de Hamburgo dijo a Associated Press que todavía no se había producido ese trámite porque no se había podido determinar quién era el propietario de la embarcación.

El Dilbar tiene bandera de Islas Caimán y está registrado a nombre de un conglomerado de empresas en Malta, países cuya legislación bancaria atrae grandes fortunas.

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En colaboración con la firma británica de valoración de yates VesselsValue, AP recopiló una lista de 56 superyates, definidos en general como barcos de lujo que superan los 24 metros (79 pies) de eslora que se cree pertenecen a unas pocas docenas de oligarcas afines al Kremlin. En total, los yates suman un valor de mercado de más de 5.400 millones de dólares.

AP utilizó después dos servicios en internet -VesselFinder y MarineTraffic- para localizar las últimas ubicaciones conocidas de los yates en función de las balizas de rastreo que llevan a bordo.

Muchos están anclados en el Mediterráneo y el Caribe. Pero más de una docena iban camino o habían llegado a puertos remotos en pequeños países como Maldivas y Montenegro, donde podrían quedar fuera del alcance de las sanciones occidentales. Tres han desaparecido de los sistemas de rastreo, y su última ubicación conocida los sitúa ante el Bósforo en Turquía, acceso al Mar Negro y a los puertos de Sochi y Novorosíisk, en el sur de Rusia.

El Graceful, un superyate fabricado en Alemania y con bandera rusa que se cree pertenece a Putin, salió de un muelle de reparaciones en Hamburgo, Alemania, el 7 de febrero, dos semanas antes de que Rusia invadiera Ucrania. Ahora está amarrado en el puerto báltico ruso de Kaliningrado, lejos del alcance de las sanciones occidentales impuestas contra el mandatario en la última semana.

Las autoridades francesas confiscaron el jueves el superyate Amore Vero en la localidad turística mediterránea de La Ciotat. Se cree que el barco pertenece a Igor Sechin, un aliado de Putin que dirige la gigante petrolera rusa Rosneft y que lleva en una lista de sanciones estadounidenses desde que Rusia se anexionó Crimea en 2014.

El Ministerio francés de Finanzas indicó en un comunicado que las autoridades aduaneras habían abordado el Amore Vero, de 88 metros (289 pies) de eslora, y descubierto que su tripulación se preparaba para una salida urgente a pesar de que sus tareas previstas de reparación no habían terminado.

Las autoridades italianas confiscaron el viernes el Lady M, de 64 metros (213 pies), que estaba amarrado en el puerto de Imperia, en la Riviera Italiana. En un tuit anunciando la operación, el vocero del primer ministro, Mario Draghi, dijo que el yate era propiedad del sancionado magnate del acero Alexei Mordashov, identificado como el hombre más rico de Rusia con una fortuna de unos 30.000 millones de dólares.

Pero el Nord, su barco de 141 metros (464 pies), estaba a salvo el viernes en Seychelles, un archipiélago tropical en el Océano Índico que no está sujeto a las sanciones estadounidenses ni de la Unión Europea. El Nord, que es uno de lo superyates más grandes del mundo, tiene un valor de mercado de 500 millones de dólares.

“Ningún oligarca ruso con amor propio se queda sin superyate”, dijo William Browder, operador financiero nacido en Estados Unidos y afincado en Londres, que trabajó durante años en Moscú antes de convertirse en uno de los críticos más conocidos de Putin en el extranjero.

Se cree que el magnate ruso del metal y el petróleo Roman Abramovich ha comprado o construido al menos siete de los yates más grandes del mundo, algunos de los cuales ha vendido después a otros oligarcas.

Las crecientes sanciones de Estados Unidos y la UE sobre oligarcas cercanos a Putin y bancos rusos han conmocionado a la industria, indicó Dennis Causier, analista de superyates que trabaja en VesselsFinder. Astilleros y trabajadores temen que no se les pague. El coste de un superyate puede superar los 50 millones de dólares anuales entre tripulación, combustible y mantenimiento.

La mayoría de los rusos en la lista anual Forbes de multimillonarios no han sido sancionados aún por Estados Unidos y sus aliados, y sus superyates siguen surcando los océanos del mundo. Se cree que el Stella Maris, de 72 metros (237 pies) de eslora, y que un periodista de AP vio esta semana amarrado en Niza, Francia, pertenece a Rashid Sardarov, un millonario ruso y magnate del gas y el petróleo.

El hundimiento del rublo y el desplome de la bolsa de Moscú han reducido las fortunas de la élite rusa. Causier dijo que espera que algunos superyates de oligarcas salgan pronto a la venta de forma discreta a precios de saldo.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció el jueves una nueva ronda de sanciones. En su comunicado incluyó un reporte sobre los estrechos lazos de Usmanov con Putin y fotos del Dilbar y el avión privado del oligarca, un Airbus A340-200 de 63 metros (209 pies) de largo, hecho a medida.

“Creo que esta decisión es injusta y los motivos empleados para justificar las sanciones son una sarta de acusaciones falsas y difamatorias que dañan mi honor, dignidad y reputación empresarial”, dijo Usmanov en un comunicado publicado a través del sitio web de la Federación Internacional de Esgrima, que ha presidido desde 2008.

Abramovich aún no ha sido sancionado. Parlamentarios británicos han criticado al primer ministro, Boris Johnson, por no ir tras los activos en Gran Bretaña de Abramovich, que incluyen al club profesional de fútbol Chelsea. Bajo una creciente presión, el oligarca anunció esta semana que vendería el equipo, valorado en 2.500 millones de dólares, y donaría el dinero “a beneficio de todas las víctimas de la guerra en Ucrania”.

Entre tanto, las balizas de localización mostraban el Solaris, de 162 metros (522 pies), fletado por Abramovich en 2020 y con un muelle submarino que según medios incluye un pequeño sumergible, amarrado el sábado en Barcelona, España.

El Eclipse, otro barco de Abramovich con ocho pisos de altura y que lleva en el agua desde el año pasado, salió el jueves por la noche de San Martín y navega por el Mar Caribe con destino desconocido.

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El periodista de Associated Press Aritz Parra en Madrid contribuyó a este despacho.

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El periodista de investigación de AP Michael Biesecker está en Twitter como twitter.com/mbieseck

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