El presidente estadounidense Joe Biden llamó de nuevo el sábado a su colega ruso Vladimir Putin a retirar más de 100.000 soldados que ha desplegado junto a la frontera con Ucrania y advirtió que Estados Unidos y sus aliados “responderán contundentemente e impondrán costos inmediatos y severos” si Rusia invade, dijo la Casa Blanca.
Biden le dijo a Putin que una invasión rusa a Ucrania significaría “sufrimiento humano generalizado” y que EEUU busca diplomacia, pero que estará “igualmente preparado para otras situaciones.
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Biden y Putin hablaron por más de una hora el día después que el asesor de seguridad de la Casa Blanca Jake Sulliban advirtió que datos de la inteligencia estadounidense de que Rusia pudiera lanzar una invasión antes de que los Juegos Olipicos de Beijing concluyan el 3 de febrero.
El gobierno de Biden ha estado advirtiendo durante semanas que Rusia pudiera invadir Ucrania muy pronto, pero los funcionarios estadounidenses habían dicho previamente que el Kremlin casi seguramente esperaría hasta después de los juegos para no contrariar a China.
Sullivan les dijo a reporteros el
El viernes, Sullivan les dijo a reporteros que datos colectadis por las agencias de espionaje estadounidenses apuntan a que Rusia pudiera iniciar una acciñon militar durante los juegos.
Rusia ha concentrado un gran número de soldados cerca de las fronteras de Ucrania y realiza maniobras militares en la vecina Bielorrusia, pero niega insistentemente que tenga intención de lanzar una ofensiva.
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Sin embargo, la vocera del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zakharova, informó el sábado que el país ha “optimizado” su personal en su embajada de Kiev señalando que la decisión responde a la preocupación sobre posibles acciones militares del bando ucraniano.
“Llegamos a la conclusión de que nuestros colegas estadounidenses y británicos aparentemente saben de algunas acciones militares que se están preparando en Ucrania y que podrían complicar significativamente la situación en el ámbito de la seguridad”, afirmó la portavoz en un comunicado. “En esta situación, temiendo posibles provocaciones del régimen de Kiev o de terceros países, decidimos optimizar el personal en las legaciones diplomáticas rusas en Ucrania”.
Por su parte, Gran Bretaña instó el sábado a sus ciudadanos a abandonar el país. El ministro de Fuerzas Armadas, James Heappey, dijo a la BBC que los soldados británicos que han estado formando al ejército ucraniano también regresarán. Alemania y Holanda también pidieron a sus ciudadanos que salgan del país lo antes posible.
Para resaltar la sensación de crisis, el Pentágono ordenó el despliegue de 3.000 soldados adicionales en Polonia para tranquilizar a sus aliados.
Biden ha dicho que su ejército no entrará en guerra en Ucrania, pero prometió graves sanciones a Moscú en coordinación con sus aliados internacionales.
El momento en el que tendrá lugar la posible acción militar rusa sigue siendo una cuestión clave.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania dijo el sábado en un comunicado que “es de vital importancia mantener la calma, consolidarse dentro del país y evitar acciones que socaven la estabilidad y siembren el pánico”. Agregó que las fuerzas armadas “están monitoreando constantemente la situación y están listas para rechazar cualquier infracción a la integridad territorial y la soberanía de Ucrania”.
El asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan, instó a todos los estadounidenses que estén en Ucrania a irse, enfatizando que no deben esperar que el ejército estadounidense los rescate en el caso de que se corte el tránsito aéreo y ferroviario luego de la invasión rusa.
Varios aliados de la OTAN, incluyendo Gran Bretaña, Canadá, Noruega y Dinamarca, han pedido también a sus ciudadanos que abandonen el país, así como Nueva Zelanda, que no forma parte de la alianza.
Rusia y Ucrania están inmersas en un amargo conflicto desde 2014, cuando su presidente, afín al Kremlin, fue derrocado tras protestas populares. Moscú respondió anexionándose la península de Crimea y respaldando a la insurgencia separatista en el este, donde los combates han dejado más de 14.000 muertos.
El alto el fuego de 2015, mediado por Francia y Alemania, ayudó a frenar los combates a gran escala, pero las escaramuzas han continuado y los esfuerzos para alcanzar un acuerdo político están estancados.