Un grupo de científicos del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y del Hospital West China de la Universidad de Sichuan se propuso algo que parecía imposible: revertir el Alzheimer. ¿El resultado? Lo lograron... en ratones, claro. Pero lo hicieron de una forma tan sorprendente que ya está dando la vuelta al mundo.
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El truco: no se enfocaron en las neuronas, sino en los “guardianes” del cerebro
¿Sabías que tu cerebro tiene una especie de escudo? Se llama barrera hematoencefálica (BHE) y actúa como un filtro súper exigente que no deja pasar toxinas ni intrusos.
En los pacientes con Alzheimer, esta barrera se debilita, lo que provoca la acumulación de las temidas proteínas beta amiloide, que ensucian todo como si fuera confeti tóxico.
Pues bien, en lugar de apuntar a las neuronas como suelen hacer la mayoría de tratamientos, este equipo de genios decidió restaurar esa barrera protectora. Y funcionó.
¿Cómo lo lograron? Con nanopartículas dignas de película de Marvel
Usaron unas pequeñas pero poderosas aliadas llamadas “fármacos supramoleculares”. A diferencia de otras nanopartículas que solo son “taxis” para llevar medicinas, estas actúan por sí solas sobre la barrera para activarla otra vez, sin meterse directamente con las neuronas.
Los científicos trabajaron con ratones modificados genéticamente para producir montones de beta amiloide (o sea, una versión roedora del Alzheimer). Luego, les dieron tres dosis de estos fármacos, y en solo una hora, las proteínas tóxicas bajaron hasta un 60%.
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Pero eso no es todo: un ratón de 12 meses (como un humano de 60 años) fue monitoreado durante 6 meses tras el tratamiento. ¿El resultado? A los 18 meses, el ratón tenía el cerebro de uno completamente sano. ¡Volvió a ser un ratón funcional y sin deterioro cognitivo!
¿Qué hacen exactamente estas nanopartículas?
Funcionan como una especie de interruptor inteligente que reactiva el sistema de limpieza del cerebro. Imita el trabajo de una proteína llamada LRP1, que normalmente ayuda a sacar la basura (las beta amiloide) del cerebro.
Con el Alzheimer, esta proteína se degrada o escasea, por eso el sistema se atasca. Pero los fármacos supramoleculares engañan al cuerpo como si fueran la LRP1, se enganchan a la beta amiloide y la sacan del cerebro como si nada.
Este hallazgo no solo abre la puerta a nuevos tratamientos, sino que también pone el foco en el sistema vascular del cerebro, una parte ignorada por muchos enfoques actuales del Alzheimer.
Con más de 1,000 millones de capilares nutriendo a cada neurona, el sistema vascular es el motor oculto del cerebro. Y si ese motor se bloquea... bueno, ya sabes lo que pasa.
“No solo limpiamos el desastre, sino que hicimos que el sistema se limpie solo”
Así lo resumió Giuseppe Battaglia, líder del estudio. Lo que hace especial a esta terapia no es solo que funcione, sino que restaura el equilibrio natural del cerebro, como si fuera un “modo autolimpieza” activado.
Y como si fuera poco, también es duradero. No se trata de un efecto momentáneo, sino de una cascada de beneficios que se mantiene con el tiempo.
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Aún falta mucho para que esto se pruebe en humanos, pero el camino está trazado. La ciencia acaba de demostrar que es posible detener e incluso revertir el Alzheimer, y lo hizo sin tocar las neuronas directamente.
Por ahora, el gran logro está en ratones… pero el futuro huele a esperanza.