Investigadores de la Mayo Clinic desarrollaron una prueba genética capaz de anticipar cómo responderán las personas a medicamentos para adelgazar, incluidos los de la clase GLP-1, como la liraglutida y la semaglutida.
El hallazgo, publicado en la revista Cell Metabolism, se basa en la estimación de la “saciedad por caloría” (CTS, por sus siglas en inglés), es decir, la cantidad de alimentos que una persona necesita consumir para sentirse llena. Este rasgo biológico puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de los tratamientos para la obesidad.
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“Los pacientes merecen terapias que reflejen su biología, y no solo el tamaño de sus cuerpos”, destacó el gastroenterólogo Andrés Acosta, autor principal del estudio.
Cómo funciona la prueba
El equipo de investigación combinó variantes en 10 genes asociados con la ingesta de alimentos para crear una puntuación genética (CTS-GRS). A partir de una muestra de sangre o saliva, esta métrica estima el umbral de saciedad de cada persona.
En ensayos clínicos con casi 800 adultos con obesidad, los resultados mostraron que:
- Quienes tenían un umbral de saciedad alto respondieron mejor al medicamento fentermina-topiramato (Qsymia), que ayuda a reducir el tamaño de las porciones.
- Los que presentaban un umbral bajo obtuvieron mayor beneficio con liraglutida (Saxenda), un fármaco GLP-1 que disminuye la frecuencia del hambre.
El grupo también trabaja en estudios para predecir la respuesta a la semaglutida, otro GLP-1 comercializado como Ozempic y Wegovy.
La obesidad y el reto de la personalización
La obesidad afecta a más de 650 millones de adultos en el mundo y resulta de una compleja interacción entre genética, ambiente y conducta. Según los investigadores, esta complejidad explica por qué dos personas con la misma condición pueden reaccionar de manera distinta a un mismo tratamiento.
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Hasta ahora, la mayoría de las decisiones médicas se han basado en indicadores simples, como el índice de masa corporal (IMC). La prueba genética busca cambiar ese paradigma hacia un enfoque más individualizado.
El equipo de Mayo Clinic planea incorporar información del microbioma y el metaboloma para perfeccionar la predicción no solo de la eficacia, sino también de los efectos secundarios, como náuseas o vómitos.
La tecnología CTS-GRS ya se encuentra licenciada a la empresa Phenomix Sciences y se utiliza en más de 300 clínicas en Estados Unidos.