Karl Bushby, un exparacaidista británico de 56 años, lleva 27 años viajando. Comenzó su viaje en Chile, cruzó los continentes americano y euroasiático, navegó 300 km por el mar Caspio y, literalmente, atravesó a pie el estrecho de Bering. Durante todo este tiempo, Bushby ha seguido una única regla: nada de transporte, solo sus propias piernas.
El viajero tiene a sus espaldas 47 000 kilómetros y 25 países, entre ellos Rusia, Estados Unidos, China y Kazajistán. Y prácticamente todo este camino lo ha recorrido solo. En varias ocasiones se le han unido compañeros de viaje, pero el único compañero inseparable del viajero sigue siendo su carrito, fiel y fiable.
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“Al principio miras los 36 000 kilómetros de carretera y no te imaginas cómo vas a recorrerlos... Ha sido increíblemente difícil, pero nunca hemos cedido. Y ahora, cuando el regreso a casa se hace realidad, surge una extraña sensación, como si el sentido de tu vida se viera repentinamente amenazado”.
— Karl Bushby, viajero, en una entrevista con la BBC
Inicialmente, Karl tenía previsto terminar la expedición en 2006, pero, como es sabido, nada sale nunca según lo planeado. El viaje se prolongó debido a problemas con los visados: incluso tuvo que renunciar varias veces a su única regla para salir de Rusia y renovar sus documentos. Las dificultades financieras también le supusieron un obstáculo: en 2008, su viaje se detuvo durante varios años debido a la pérdida de su patrocinador. Bushby acampó en México hasta que encontró otra fuente de financiación. Sin embargo, el principal rival en la carrera contra el tiempo fue la propia carretera.
El estrecho de Bering
En la primavera de 2006, Karl Bushby y su compañero Dimitri Kiefer cruzaron el estrecho de Bering desde Alaska hasta Siberia. Caminando sobre témpanos flotantes y cruzando tramos de agua abierta, arrastraban tras de sí trineos de casi cien kilos. Durante catorce días caminaron sobre hielo fino a temperaturas inferiores a los 30 °C bajo cero, arriesgándose a caer en el agua helada o a ser atacados por osos polares. Para tal caso, los hombres llevaban armas. Cuando llegaron a la costa rusa, fueron arrestados por entrada ilegal. Solo la intervención del viceprimer ministro británico John Prescott y del gobernador de Chukotka, Roman Abramovich, permitió a Bushby continuar su camino.
El mar Caspio
Otro desafío para la férrea voluntad de Bushby se produjo en agosto de 2024. Mientras se encontraba en Uzbekistán, se enfrentó a la imposibilidad de atravesar Rusia, ya que se le denegó el visado debido a infracciones cometidas en el pasado. El camino a través de Irán parecía demasiado inseguro. Entonces dio un paso valiente: cruzar a nado el mar Caspio. Junto con un equipo de apoyo formado por varios barcos y la nadadora Angela Maxwell, Bushby recorrió 280 km en 31 días, pasando 132 horas en el agua. Esta etapa fue una de las más extremas de su viaje.
La última frontera
En junio, Bushby llegó a Estambul y, tras obtener un permiso especial, cruzó a pie el puente del Bósforo, pasando de Asia a Europa.
En la recta final, de camino a Inglaterra, a su ciudad natal de Hull, le espera quizás la última prueba: el túnel bajo el Canal de la Mancha. Está prohibido atravesarlo a pie, pero Bushby espera obtener permiso para pasar por una trampilla de servicio de 4,8 metros de ancho. Así, lo que puede impedir que el viajero complete su viaje no es el cansancio, la falta de voluntad o la falta de fuerzas, sino la burocracia.