Una nueva investigación dirigida por científicos del Instituto Karolinska de Suecia determinó que los pescados ricos en ácidos grasos omega 3, como el salmón, las sardinas, el atún o la caballa, pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares en aquellas personas que tienen parientes cercanos que padecen este tipo de patologías.
Los resultados también determinaron que los participantes con un pariente cercano con enfermedades cardiovasculares y también niveles bajos de ácidos grasos omega-3 EPA/DHA, tenían un 40% más riesgo de enfermedad cardiovascular.
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Consumo de pescado para fortalecer el corazón
Karin Leander, profesora principal y profesora asociada de epidemiología en el Instituto de Medicina Ambiental, Unidad de Epidemiología Cardiovascular y Nutricional del Instituto Karolinska y líder de investigación del estudio, explicó al medio Health que “la enfermedad cardiovascular es, hasta cierto punto, hereditaria, como lo demuestran los estudios en gemelos, pero fue difícil identificar los genes controladores. Por lo tanto, una sólida hipótesis indica que se trata de una combinación de genética y medioambiente”.
Por esta razón, ella y sus colegas examinaron el efecto de la interacción entre la historia familiar y la ingesta dietética y para ello, se analizaron enfermedades coronarias mortales y no mortales, como la angina inestable, el ataque al corazón, el paro cardíaco y el infarto cerebral.
Se analizaron los datos de 40.885 personas sin enfermedad cardiovascular. Los niveles de EPA/DHA se midieron en todos los participantes, ya que, como estos ácidos grasos no se pueden producir en el cuerpo, los niveles son una medida fiable de la ingesta dietética de pescado graso, explicó Leander.
Durante el período de seguimiento casi 8.000 de los participantes sufrieron enfermedades cardiovasculares. Con su análisis, los investigadores pudieron demostrar que aquellos que tenían un pariente cercano, como un padre o un hermano, con enfermedades cardiovasculares, y también niveles bajos de ácidos grasos omega-3 EPA/DHA, tenían un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (más del 40%).