Al año, los síntomas de insomnio los desarrolla aproximadamente uno de cada cuatro adultos en el país. Mayormente, suelen ser pasajeros y poseen su origen en alguna patología o situaciones complejas, asociadas al trabajo o quehaceres diarios, como el estrés.
Sin embargo, “se calcula que uno de cada 10 adultos tienen insomnio crónico, lo que se define como la dificultad para conciliar el sueño o mantenerse dormidos al menos tres veces por semana durante tres meses o más. La privación del sueño no solo genera problemas de salud física, sino que también puede afectar la mente”.
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Hoy día, “existe una relación entre la mala salud del sueño y los síntomas de la depresión. Además, hay estudios que demuestran que la falta de sueño puede hacer que las personas sanas experimenten angustia y ansiedad. Por fortuna, existe un tratamiento bien estudiado y probado contra el insomnio que casi siempre funciona en ocho sesiones o menos: la terapia cognitivo conductual para el insomnio (TCC-I)”, mencionó la Fundación Nacional del Sueño.
¿Es eficaz?
“La TCC-I es tan eficaz como usar pastillas para dormir a corto plazo, y más eficaz a largo plazo”, revelaron estudios en el área. Hasta el 80 % de las personas que prueban la TCC-I ven mejoría en su sueño, y la mayoría de los pacientes encuentran alivio en cuatro a ocho sesiones”, detalló el director del laboratorio de Sueño, Neurobiología y Psicopatología de la Universidad de Pensilvania, Philip Gehrman, quien dijo haber ocurrido “aún cuando han padecido insomnio” durante muchos años.
“Las pastillas para dormir pueden acarrear algunos riesgos, sobre todo para los adultos mayores, quienes tal vez tengan algunas contrariedades como caídas, problemas de memoria o confusión como consecuencia del uso del medicamento”, enfatizó The New York Times.
En otro sentido, “la TCC-I se considera segura para adultos de cualquier edad; incluso puede adaptarse para usarse” en los más pequeños.
Higiene del sueño
Tal terapia del insomnio, denominada TCC-I, “se enfoca por completo en la higiene del sueño, es decir, las rutinas y el entorno adecuados para dormir bien”, alegó la psicóloga Shelby Harris.
“La TCC-I les enseña a los pacientes diversas maneras de relajarse, como respiraciones profundas y meditación de conciencia plena, y les ayuda a formular expectativas realistas acerca de sus hábitos de sueño”.