Un estudio publicado en la revista Molecular Biology and Evolution reveló que los ácaros no solo hacen presencia en los poros de la piel del rostro, sino que además tienen sexo. Sí, se aparean en la superficie de nuestro cuerpo.
La investigación, citada en el sitio web de Perfil, encontró que especies de ácaros como la Demodex folliculorum estarían evolucionando hacia organismos más simples, y en un futuro podrían “fusionarse” con las personas.
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En el descubrimiento, los expertos analizaron la evolución de la referida especie, que mide unos 0.3 milímetros y suele alojarse en la piel desde que nacemos, con una tendencia creciente en las edades adultas a medida que se agrandan nuestros poros.
Los ácaros podrían fusionarse con los humanos por su reducida vida en el interior de los poros, y en un proceso de adaptación, esa fusión hace que la especie se deshaga de genes y células que no necesita.
Se trata de una simbiosis
La investigación destaca que, al consumarse la fusión, los ácaros dejan sus atributos de parásito externo para constituir una relación de simbiosis con las personas, es decir, que los organismos de especies diferentes se benefician recíprocamente para su desarrollo vital.
El informe alerta sobre la posible desaparición de estos ácaros. En caso de no aparearse con otros ejemplares de distintos genes que puedan ser traspasados a la descendencia, se encontrarán en un “punto muerto evolutivo”, y por lo tanto, se extinguirían.
El estudio describe a la especie Demodex folliculorum como organismos muy simples con pata microscópicas que tienen tres músculos unicelulares, capaces de sobrevivir con dos mínimas de proteínas.
Los expertos comprobaron que, durante la evolución de estos ácaros, perdieron la capacidad de producir melatonina, que es la hormona necesaria para que estén activos en la noche, cuando dormimos y cuando se aparean. Sin embargo, estos organismos lograron suplir el déficit con melatonina de nuestra piel.