Cuando se te cierran todas las puertas, incluso las de un millonario con cohete propio, lo único que queda es encender un micrófono. Eso fue exactamente lo que hizo Ashley St. Clair. La joven influencer conservadora se lanzó de lleno al mundo del pódcast con “Bad Advice with Ashley St. Clair”, y desde el primer minuto soltó revelaciones que no dejaron a nadie indiferente.
En su episodio debut, St. Clair fue directa: dijo que se encuentra al borde del desalojo y en plena pelea legal por la custodia de su hijo con quien asegura es su expareja, el CEO de Tesla, Elon Musk. La decisión de empezar su propio programa no fue una jugada estratégica de marca, sino una necesidad urgente. “Estoy a punto de quedarme sin casa”, confesó con una mezcla de sarcasmo y franqueza brutal.
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Sin filtros y con patrocinio salvador
Lejos de esconder su situación, St. Clair explicó sin rodeos que su primera fuente de ingresos real en meses es un patrocinio de $10.000 dólares con Polymarket, una plataforma de apuestas basada en predicciones con criptomonedas. “Gracias a Polymarket todavía tengo techo”, dijo entre risas. Esa sinceridad incómoda, pero auténtica, fue lo que captó la atención de su audiencia desde el primer momento.
No es común que una figura pública, mucho menos una del círculo conservador estadounidense, admita al aire que está colgada económicamente y que el patrocinador del episodio literalmente evitó que la echaran de su apartamento. Sin embargo, esa crudeza parece ser el “ingrediente secreto” de su propuesta.
De musa del ala derecha a madre soltera en crisis
Ashley St. Clair, de 26 años, venía siendo una cara reconocida en espacios de la derecha estadounidense. Incluso llegó a codearse con figuras de alto perfil del Partido Republicano. Pero todo cambió cuando en febrero de 2025 reveló públicamente que tenía un hijo con Elon Musk, a quien conoció en mayo del año anterior a través de redes sociales y encuentros laborales en el medio conservador Babylon Bee.
Su hijo, Romulus, nació en septiembre de 2024, pero la paternidad fue un secreto durante cinco meses. Cuando finalmente decidió hacerla pública, la tormenta fue inmediata. Se alega que hay documentos judiciales que apuntan a que Musk ha visto a su hijo en tres ocasiones, a pesar de que alegadamente una prueba de ADN confirmó su paternidad con un 99.9999% de certeza.
Según St. Clair, Musk alegadamente le ofreció $15 millones como pago único y una mensualidad de $100.000 dólares a cambio de guardar silencio. Ella se negó, dijo que lo demandó, y como respuesta, asegura que el magnate redujo su apoyo mensual a $20.000. Supuestamente Musk ha dicho que ya le transfirió $2.5 millones y que envía $500.000 anuales para el cuidado del menor.
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El caos convertido en contenido
Durante el pódcast, St. Clair dejó claro que no intenta competir con figuras como Ben Shapiro o Megyn Kelly. Al contrario, se autodefine como la antítesis de los conservadores tradicionales: desenfadada, irreverente y sin miedo a mostrar el desastre de su vida personal. “Tomé decisiones pésimas, destruí mi carrera sin planearlo y tengo un hueco en LinkedIn que no se puede explicar legalmente”, dijo con humor ácido.
Y aunque muchos esperaban que se centrara solo en su drama con Musk, también se metió de lleno en temas políticos. Comentó, por ejemplo, el reciente caso de un exfuncionario agredido en Washington, hecho que generó reacciones incluso del expresidente Donald Trump. Esta combinación de chismes personales y análisis político le da a su contenido un aire provocador que podría resonar con una audiencia joven y derechista que busca algo diferente.
¿La nueva voz conservadora de internet?
Si algo quedó claro tras escuchar el primer episodio es que Ashley no tiene miedo de exponerse. Y eso, paradójicamente, podría ser su gran ventaja en un ecosistema mediático saturado de voces que se esfuerzan por parecer perfectas. La autenticidad vende, y St. Clair está dispuesta a capitalizarla, incluso si eso implica admitir que no sabe cómo va a pagar el arriendo el próximo mes.
Por ahora, Polymarket fue su primer aliado, pero si su pódcast sigue ganando tracción, no sería raro que se sumen nuevos patrocinadores. Ya se rumora que su programa pronto estará disponible en plataformas móviles como Apple Podcasts y Spotify, lo que podría atraer marcas de todo tipo: desde servicios de salud mental como BetterHelp hasta opciones más inesperadas, como casinos para móvil, un sector que ha ganado terreno entre audiencias jóvenes que buscan entretenimiento rápido y accesible desde sus celulares.
¿Una fórmula ganadora?
Compararla con Joe Rogan puede sonar exagerado, pero su estilo irreverente tiene puntos en común con el enfoque sin censura del JRE. A su vez, recuerda a espacios como The Guilty Feminist, donde el caos personal y los temas sociales conviven en un mismo episodio.
St. Clair parece entender algo que muchos influencers no logran captar: la gente ya no quiere ver vidas perfectas, quiere escuchar historias reales. Y si su vida es un desastre público que puede monetizar, ella no tiene problema en convertirlo en contenido.
Lo cierto es que, con solo un episodio, Ashley St. Clair ya logró algo que muchos pódcast no consiguen en meses: generar conversación, provocar reacciones y poner su nombre nuevamente en el radar. Caótica, polémica y brutalmente honesta, su voz podría convertirse en una de las más escuchadas ydebatidas dentro del ala conservadora digital.
Esta nota no se genera del equipo editorial de Metro Puerto Rico.