Desde la década de 1980, Francia ha visto cómo desaparecía cerca del 70% de sus discotecas: de unas 6.000 quedaron tan solo 1.400, según Thierry Fontaine de la UMIH. La Generación Z —jóvenes entre 18 y 30 años— ya no baila en clubes abarrotados: prefieren videojuegos, series o fiestas privadas confortables y seguras.

Pandemia y nuevas costumbres
El confinamiento impuesto por la pandemia dejó una huella: muchos jóvenes se acostumbraron a socializar desde casa. Mathieu Dagneaux, gerente de marketing del club Dune, señala que los jóvenes hoy solo salen si hay algo realmente excepcional que les atraiga. Solo los eventos con propuestas innovadoras logran atraerlos.
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Economía, seguridad y acceso limitado
Varios factores han puesto en jaque a la vida nocturna clásica: los controles de alcoholemia, la pobreza estudiantil y los elevados precios de entrada —especialmente cuando hay DJs famosos— han contribuido al cierre masivo de locales. En paralelo, muchos jóvenes consideran que salir implica riesgos de inseguridad o gastos que no pueden asumir.
Jérémie Peltier, autor de La Fête est finie, insiste: los jóvenes siguen bailando, pero en casa. Las reuniones privadas les permiten elegir la música, los invitados y el ambiente. Son más baratas, seguras y menos estresantes que una discoteca tradicional. Esta preferencia por el control y la comodidad habla de una generación que valora más la experiencia que el lugar.

Una tendencia europea: la “generación indoor”
Este fenómeno no es exclusivo de Francia. Según YPulse, el 63% de los jóvenes europeos (13–39 años) prefiere encuentros en casa, por la privacidad, confort y ahorro que ofrecen. Le Monde también lo evidencia con testimonios como el de “Lisa”, quien prefiere noches silenciosas en casa con series y mantas, evitando la promiscua y ruidosa atmósfera de los bares.
La Generación Z le está dando un giro positivo al ocio: prioriza la salud mental y física, es cada vez más “sober-curious” (curiosa sin alcohol) y busca experiencias auténticas. Por ejemplo, en EE. UU., los eventos de tipo “soft clubbing” (cafés rave, sauna DJs, sesiones frías) se han disparado, con hasta un +92% en reuniones de este estilo. La tendencia está clara: se busca energía, comunidad y bienestar sin excesos ni borracheras.

Las marcas y espacios sociales se reinventan
La industria de entretenimiento ya responde: hay más eventos pop-up, cafés con música, supper clubs y locales eco-conscientes que se adaptan a los gustos de los jóvenes. Espacios con propuestas sostenibles, inclusivas y espontáneas están ganando terreno. Incluso en Londres, las “coffee shop raves” reemplazan clubes tradicionales por reuniones con música, café y buena vibra matutina.
La Generación Z en Francia está cerrando discotecas… y abriendo nuevas puertas. Desde 6.000 a 1.400 locales en poco más de cuatro décadas, el corazón de la noche ha cambiado de latido. Hoy, la diversión se vive en casa, en encuentros íntimos, seguros, creativos y conscientes. Más que una pérdida, es una transformación: la fiesta no desaparece, solo evoluciona.