Desde que se estrenó en Netflix el reality show, ‘Soy Georgina’, no ha parado de ascender en los rankings de la plataforma en América Latina. Todos hablan de la producción sobre la vida de Georgina Rodríguez, la mujer del astro portugués, Cristiano Ronaldo.
En los seis capítulos de más de 40 minutos se revela, según su sinopsis oficial, todos los aspectos de su vida, desde los más públicos y conocidos hasta los más íntimos.
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Con el show se busca que el público se acerque un poco más al día a día de esta influencer, modelo y empresaria con más de 30 millones de seguidores.
La pregunta es ¿qué pasa en el cerebro de mujeres y hombres cuando ven el docureality?
Para la psicóloga clínica Ana Lucía, la gran acogida -por parte de hombres y mujeres- del docurerality se debe a varias razones. Una de las principales es que la mayoría de personas se asocian comúnmente a este tipo de producciones por el tema de la cercanía y empatía. También al enganche con una persona de la vida real y desvincularse de la fantasía.
“Al ella mostrarse como una persona común y corriente genera más enganche todavía. El hecho que no nació en ‘cuna de oro’ como algunos famosos y que trabajaba en una tienda de ropa -un trabajo que muchos han tenido o tienen- crea esa conexión con los espectadores”, menciona.
Otro aspecto es que ella impulsa en las personas que los sueños sí pueden llegar a cumplirse ya que ella anhelaba un “principa azul” y hace cinco años se le cumplió.
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“A nivel cerebral se genera una empatía hacia Georgina; las personas sienten una felicidad por ella y que logró conquistar a Cristiano así esté al otro lado del mundo. Pues se cree, en el fondo de los corazones, que a ti te puede suceder en algún momento y no necesariamente con algún famoso”, agrega la especialista.
Destaca en ese sentido que al ver la producción, que la mayoría ha consumido solo en un día, se emanan las sustancias químicas como la endorfina y dopamina que son de la felicidad. “Con la ilusión que es una realidad y no un cuento de hadas”.
A las personas, según detalla, se les desata además el morbo por saber cómo es la casa de Cristiano, sus bienes, su colección autos, qué más tiene y cómo vive porque es imposible ir a conocerle. “Para eso fue creado el reality, para conectar más de cerca con las personas y Cristiano y Georgina”.
Incluso, genera tanta cercanía y situaciones aterrizadas a la realidad que en uno de los capítulos ella está conversando por videollamada con una amiga desde su espectacular y envidiable vestier y se le va la señal del WiFi. Alega que tiene como siete en toda la casa y que ninguno funciona. La conexión es que a todos se nos ha pasado y ella no es la excepción.
Neuronas espejo
“Cuando vemos el reality, dentro del cerebro se pueden visualizar las neuronas espejo que son los mecanismos de la empatía emocional. Es decir, que podemos sentir lo mismo que las personas que están en la grabación; en este caso Georgina. En este aspecto también se concatena la corteza premotora y área de broca que nos permite tener los vínculos con los protagonistas”, analiza Carrión.
Así como ocurre ese efecto en momentos de felicidad, en los que ella llora también sucede y puede desatar sentimientos encontrados en los espectadores. “Allí se activa la metaemoción, que de alguna forma se experimentan las emociones que van relatando”.
Fruto de su relación con Cristiano, en 2017 nació su primera hija, Alana, la cuarta hija del delantero y la primera en no ser concebida por gestación subrogada.
Antes, habían nacido sus hermanos Cristiano JR (2010) y los gemelos Eva María y Mateo (2017). Ahora, esta pareja está esperando mellizos. “la paz que necesito está en casa con Cris, con nuestros hijos”.