El mundo de la lucha libre y el entretenimiento está de luto. Con profunda tristeza, se ha confirmado el fallecimiento de Terry Gene Bollea, mejor conocido mundialmente como Hulk Hogan, a la edad de 71 años.
La noticia ha sacudido a millones de fanáticos alrededor del planeta, quienes crecieron admirando a uno de los íconos más grandes y reconocibles en la historia del deporte.
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Hogan no fue solo un luchador; fue un fenómeno cultural que trascendió los cuadriláteros, y gran parte de su impacto se debió a la increíble gama de personalidades y apodos que adoptó a lo largo de su legendaria carrera.
Desde sus primeros días, Terry Bollea entendió el poder de un buen nombre. Antes de convertirse en el “Hulkster” que todos conocemos, sus inicios lo vieron competir como Terry Boulder y Sterling Golden, alias que ya dejaban entrever su impresionante físico y su potencial estelar.
Sin embargo, fue Vince McMahon Sr. quien lo rebautizó como “Hulk Hogan” en la WWF (ahora WWE), capitalizando su gigantesca figura y el fervor popular por el personaje de cómic Hulk. Así nació “The Incredible Hulk Hogan”, un nombre que resonó con la “Hulkamania”, el movimiento de fanáticos que lo llevó a la cima.
Pero el tiempo y la evolución de su carrera trajeron consigo nuevas facetas y, por ende, nuevos apodos. Cuando Hogan dio el salto a la WCW y se unió al New World Order (nWo), su personaje experimentó una transformación radical.
Dejó atrás el rojo y amarillo para vestir de negro y blanco, y el heroico “Hulkster” se convirtió en “Hollywood Hogan”. Este apodo encapsulaba su cambio a un villano, una figura arrogante y manipuladora que dominó la lucha libre en la década de los 90.
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Era la antítesis del Hulk Hogan que todos amaban, y precisamente por eso, fue un éxito rotundo, demostrando su versatilidad y su habilidad para reinventarse.
Más adelante, en un momento controvertido de su carrera en la WWE, surgió el enigmático “Mr. America”. Con una máscara y una identidad supuestamente secreta, aunque para nadie era un misterio quién estaba detrás, este alias le permitió seguir luchando mientras “Hollywood Hogan” enfrentaba ciertas restricciones.
Fue un guiño a su patriotismo y una forma ingeniosa de mantener viva su presencia en pantalla, añadiendo otra capa a su ya compleja mitología.
A lo largo de los años, también fue conocido simplemente como “The Hulkster”, un diminutivo cariñoso que evocaba la nostalgia de su época dorada.
Para muchos, él era, y siempre será, “The Immortal”, un apodo que subraya su legado imperecedero en el deporte. Esta denominación no solo hacía referencia a su longevidad en la industria, sino también a la creencia de que su impacto y su espíritu nunca morirían.
Hulk Hogan, Terry Bollea, el “Hulkster”, “Hollywood Hogan”, “Mr. America”, “The Immortal”. Todos estos nombres son testigos de una carrera sin igual, de un hombre que no temió cambiar y evolucionar, y que, con cada nuevo alias, consolidó su estatus como una verdadera leyenda.