Scott Servais, manager de los Marineros de Seattle, pasó parte de 11 temporadas y casi 800 juegos detrás del plato como cátcher de cuatro equipos, principalmente en la década de 1990.
Aquella era fue dominada por un par de receptores, Mike Piazza y el boricua Iván Rodríguez, actuales miembros del Salón de la Fama. En esa era, estaban definidos claramente los talentos en esa posición.
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“¿Podías retirar a los corredores, bloquear la pelota y batear con poder? Ésas eran las preguntas a la hora de evaluar la posición”, rememoró Servais.
Una generación después, a esos atributos se ha sumado un talento más sutil pero igualmente significativo: Mover el guante para “enmarcar” el lanzamiento. En la era de la revolución de los datos del béisbol, el fino arte de hacer que los lanzamientos que están en el límite de la zona buena parezcan strikes ha cambiado el rumbo de numerosos juegos, tanto como el poder de Piazza o el brazo de Rodríguez.
El cálculo cambiaría, junto con una ecuación que ha incluido el elemento humano durante casi 150 años.
Los relojes de pitcheo, las almohadillas agrandadas y otros cambios de reglas debutan este año en las Grandes Ligas. Mientras, en la Triple A, se realizará el mayor experimento a la fecha con el Sistema Automatizado de Bolas y Strikes (ABS, por sus siglas en inglés).
El ABS se empleará cuatro días a la semana para marcar cada lanzamiento en el nivel más alto de las menores. En los otros tres días, los umpires seguirán marcando las bolas y los strikes con un sistema que permitirá desafiar sus decisiones —los equipos podrán apelar un puñado de decisiones en a llamada “zona robot” en cada juego.
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Para muchos, el ABS parece algo inevitable. Los umpires han accedido ya a que se use en el nivel de las Grandes Ligas cuando esté listo. Ello significa que, dentro de una temporada o dos, todo podría cambiar en el plato.
“Va a estar ahí”, avizoró Servais.
Otros piensan que las Grandes Ligas y especialmente el comisionado Rob Manfred no reconocen la forma en que tal cambio podría alterar este deporte.
“No veo que esto vaya a ocurrir”, dijo José Treviño, cátcher de los Yanquis, quien es reconocido por su capacidad para enmarcar los lanzamientos. “No pienso que Manfred tenga idea de lo que pasa cuando habla de estas cosas. Evidentemente nunca se ha puesto la indumentaria de beisbolista, así que no sabe”.
Manfred, quien dijo a ESPN a mediados del año pasado que el ABS podría llegar a las mayores en 2024, ha advertido esta primavera que el umpire robot sigue “en la fase de evaluación”.
A fin de que se adopte en las Grandes Ligas, el ABS necesitaría la aprobación de un comité de competencia de 11 miembros, incluidos cuatro peloteros.
“Hay asuntos que siguen siendo tema de discusiones realmente sustantivas dentro del grupo de dueños y que incluso tendrán que resolverse en el proceso del comité conjunto con los jugadores”, dijo Manfred. “El asunto de enmarcar los lanzamientos es uno de esos. Quiero decir que es una preocupación legítima de parte de al menos un grupo de peloteros”.
El grupo incluiría también a algunos coaches, como el jefe de receptores de los Yanquis, Tanner Swanson, pionero de las enseñalzas sobre cómo “robar strikes”.
El enmarcar los lanzamientos había ganado aprecio durante casi una década cuando Swanson saltó de coach colegial a miembro de la organización de los Mellizos de Minnesota, antes del comienzo de la temporada de 2018.
Entre sus ideas más impactantes estuvo la siguiente: Si los cátchers recibían los lanzamientos mientras tenían una rodilla en tierra, en vez de estar en cuclillas, tenían una mejor posición par robar strikes cerca de la parte baja de la zona.
En apenas un par de temporadas, la posición con una rodilla en el piso, adoptada en Minnesota, se utilizaba en prácticamente todas las Grandes Ligas.
“Cuando llegué a la pelota profesional, creo que en cierto modo descubrí algo que, bueno, no es extremadamente valioso, pero es algo que deberíamos priorizar simplemente en términos de la frecuencia con la que ocurre, en relación con los otros talentos”, dijo Swanson.
Swanson predica movimientos sutiles con el guante en cada lanzamiento que está cerca del límite. Los trucos pueden confundir incluso al umpire mejor entrenado.
Y los datos muestran que el enmarcado de los lanzamientos superó a otras habilidades, como el bloqueo de pitcheos descontrolados o el retiro de corredores en los senderos.
Swanson ha tenido varios éxitos notables, comenzando con Mitch Garver en Minnesota y más recientemente con Treviño, ganador del Guante de Oro y elegido al Juego de Estrellas la campaña pasada.
Treviño convirtió el 53,5% de strikes en que el bateador no hizo el swing a pelotas que iban al límite. Fue la mejor cifra en las mayores, de acuerdo con el sistema Statcast.
La técnica de poner una rodilla en tierra se imparte ya a los receptores jóvenes. Hay una generación entera de catchers de las mayores entrenados para priorizar la presentación del lanzamiento.
“El acomodo del guante siempre ha sido algo grande”, dijo Adley Rutschman, de Baltimore, quien fue segundo en la votación del año pasado para el Novato del Año en la Liga Americana. “Probablemente desde mi primer año de secundaria se ha enfatizado esto. Uno va a la universidad y llega al profesionalismo y es lo mismo”.
Desde luego, no es posible engañar a los umpires robot. ¿Qué pasará entonces cuando el acomodo del guante para enmarcar el lanzamiento en la zona de strike deje de ser importante?
A Servais se le ocurre un nombre por respuesta: Piazza.
“Mike era en realidad un receptor bastante bueno. Pero era explosivo, podía batear realmente y transformó esta posición en mi época”, dijo Servais. “Así, se pondrá más énfasis en el bateo”.