Llegó la primera, aunque el resultado indique lo contrario, el partido estuvo en reiteradas ocasiones en el alambre para el conjunto sevillista, pero varios detalles de los pupilos de Sampaoli marcaron la diferencia en la primera victoria de los locales en esta edición de Champions League.
El conjunto danes, a pesar de ir último, ha sido la gran revelación de este grupo. Ha puesto en apuros a Dortmund, Sevilla y City. Es más, fue capaz de arañar un punto al conjunto de Pep Guardiola, serios candidatos a ganar esta edición de la Champions.
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Como en los demás encuentros, los daneses salían con las cosas muy claras. Evitar que el Sevilla jugará en los pasillos interiores y que tanto Isco como Rakitic entrarán en juego lo menos posible.
El plan les salió muy bien. La primera parte del Sevilla fue para olvidar y las mejores oportunidades cayeron del lado visitante. Menos mal que apareció Dmitrovic, el serbio hizo varias paradas que salvó a los suyos de verse abajo en el marcador. El primero en intentarlo fue Haraldsson y más tarde y por partida doble Daramy, que hizo muchos estragos en la defensa local. En ambas ocasiones tuvo que intervenir el serbio, con paradas de mucho mérito.
Tras la vuelta de los vestuarios y con un 0-0 en el marcador, Sampaoli quitó a Dolberg y dio entrada a En-Nesyri. Pero, los locales llegaban tarde a las disputas, fuera de lugar y con muchas imprecisiones. Los visitante, aprovechaban y salían a la contra dando algún susto que otro a los aficionados del Sanchez Pizjuan.
Sería Lamela, que entró en la segunda mitad por Suso, el que cambiaría la dinámica de los locales. El primer balón que tocaba permitió a Isco gozar de una gran oportunidad, pero Kamil respondió con una parada al alcance de muy pocos guardametas.
Con lo mínimo se adelantó el Sevilla. Son cosas del fútbol y En-Nesyri peinó un balón y adelantó a los suyos sin haber ofrecido mucho fútbol. Tras eso, el conjunto local respiro y desprendió mucho más fútbol. Isco hacia el segundo del encuentro con un auténtico golazo desde el pico del área.
Con un Copenhague lanzado en el área rival, Montiel aprovechó un balón suelto para marcar el definitivo 3-0.
